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Foto del escritorAlejandra B.

La dulce mescalina del cactus de San Pedro

El cactus de San Pedro, llamado botánicamente Trichocereus pachanoi, crece en México, Perú, Ecuador y Bolivia.

Se utiliza en ceremonias chamánicas, es parecido al peyote e igualmente contiene mescalina.



Lo probé sin planearlo después de un temazcal, ni siquiera sabía lo que era, pero el hijo del organizador realizaba ceremonias y nos preguntó, si queríamos improvisar algo pequeño, a todos nos pareció bien y nos explicó lo que es el Huachuma o San Pedro y que se cree que los españoles le pusieron ese nombre porque abre las puertas del cielo, que el cactus contiene la energía exterior, amorosa y masculina del día y que la Ayahuasca la energía femenina, interior y oculta de la noche. Así mismo; el San Pedro trabaja la conexión y el amor, mientras que la Ayahuasca, la sanación y la expansión de conciencia desde dentro.


Nuestro nuevo amigo, tenía un líquido preparado y un pedazo de cactus, nos enseño a cortarlo, masticamos la piel y bebimos el líquido, mientras él cantaba y tocaba un par de instrumentos. Al final nadamos todos juntos en agua helada.


Dependiendo la cantidad de mezcalina que contenga el San Pedro, un par de horas después de ingerirlo, se pueden empezar a sentir los primeros efectos que van desde la ansiedad o temor, hasta nauseas y vómito, pero después se siente una tranquilidad eufórica, alegría, exaltación y un estado contemplativo. El efecto puede parecer mágico, algo intenso y extraordinario. La mezcalina produce sentimientos e ideas de profunda significación, todo se vuelve infinito y maravilloso.


Personalmente no tuve visiones pero sentí una felicidad muy pacífica, todo me parecía sumamente hermoso y adorable, como estar en una fantasía rodeada de hadas, se sentía como estar enamorada de todo y sentir un amor intenso por los 5 sentidos, incluso la comida que probé después me sabía exquisita. Era como volver a ser niña y jugar en un jardín encantado... como estar en las puertas del Cielo.


Mi intensión, una vez más había sido; abrir el corazón.

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